Zapatos prestados | |||
-Decime, ¡cómo hacés para tener tanta suerte! ¡Vos siempre encontrás hombres armados! -¡Es muy fácil, querida! Tenés que fijarte si el hombre tiene zapatos grandes. Si los pies son grandes, ¡el aparato también es grande! La marica sale corriendo y en el colectivo parece que tiene suerte. Toca la rodilla, más arriba, un poco más... El hombre le propina un cachetazo. -¡Maricón! ¡No tenés verguenza! El otro lo mira con desprecio. -¡Más verguenza debería tener usted usando zapatos prestados! | |||
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