En el lecho de muerte | |||
El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer. Con voz ronca y ya débil, le dice: - Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión. - No, no, tranquilo, tu no debes hacer ningún esfuerzo. - Pero, mujer, es preciso. - insiste el marido - Es preciso morir en paz.. Te quiero confesar algo. - Está bien, está bien. ¡Habla! - He tenido relaciones con tu hermana, tu mamá y tu mejor amiga. - Lo sé, lo sé, y no te preocupes - le dice la mujer - Pero yo también te quiero confesar algo. ¿Recuerdas que el médico dijo que creía que alguien había puesto arsénico en tu comida? - Sí, mujer, lo recuerdo. - ¡Pues tenía razón! | |||
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