En la carnicería entra el perro de un abogado, agarra un pedazo de carne de ternera y sale. El carnicero enojado va a la oficina del abogado y le pregunta:
- Dígame, por favor, ¿si un perro entra en mi carnicería y me roba un trozo de carne, puedo en este caso exigir el costo de la carne a su propietario?
- Sí, por supuesto.
- Bien, como era su perro y me robó un trozo excelente de carne usted me debe 20 euros.
El abogado, sin decir palabra, saca 20 euros y le da al carnicero.
Una semana después, el carnicero recibe una factura de 200 euros por la consulta legal.
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