El loro crucificado | |||
Un butanero va por la calle repartiendo bombonas de butano. En eso se oye desde un octavo piso: - ¡Butanero!¡Trae ocho bombonas! El butanero entra en el edificio con dos bombonas? Pero no hay ascensor. Resignado, sube las ocho bombonas, una por una, por las escaleras, hasta la octava planta. Una vez que están todas allí en el rellano, con mano temblorosa por la extenuación, llama a la puerta. Abre una señora: - ¿Sí? ¿Qué quiere? - Señora, aquí tiene sus ocho bombonas. - ¿Qué bombonas???? - Jo..., las que me han pedido? - No, no, eso habrá sido el loro otra vez. - ¿Dónde está ese loro??? Entra en la casa, agarra al loro por el pescuezo y lo clava a la pared con dos clavos, uno en cada ala. El loro, allí clavado, se fija en un crucifijo que hay en la pared de enfrente, y le dice: - ¿Y tú? ¿Cuánto tiempo llevas ahí clavado? - MÁS DE DOS MIL AÑOS, HIJO MIO. - ¡Hostia, ¿cuántas bombonas pediste???!! | |||
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