No confiar | |||
Un hombre joven estaba de compras en el supermercado, cuando notó que una viejecita lo seguía por todos lados. Si él se paraba, ella se paraba al lado de él y, además, se quedaba mirándolo. Al fin, camino a la caja, ella se atrevió a hablarle y volteándose le dijo: - Espero que no lo haya hecho sentirse incomodo; es sólo que usted se parece mucho a mi hijo recién fallecido... El joven, con un nudo en la garganta, replicó que estaba todo bien, que no había problema. La viejita entonces le dijo: - Joven, le quiero pedir algo poco común. El joven le contestó diciéndole: - Dígame en que puedo ayudarla, señora. La viejita le dijo que quería que le dijera "Adiós mamá" cuando se fuera del supermercado, y que esto la haría ¡Muy feliz! El joven sabiendo que sería un gesto que llenaría el corazón y el espíritu de la viejecita, accedió gustoso. Entonces, mientras la viejita pasaba por la caja registradora se volteó y sonriendo, con la mano le dijo: - ¡ADIOS HIJO! Él, lleno de amor y ternura, le respondió efusivamente: - ¡ADIOS MAMA! El hombre, contento y satisfecho por que seguramente había traído un poco de alegría a la viejecita, continuó pagando sus compras. - Son $ 623,54 le dijo la cajera. - ¿Cómo tanto si llevo sólo cinco cosas? Y la cajera le dice: - Si, pero su MAMA dijo que usted pagaría por sus cosas también. MORALEJA: ¡No confíen en ninguna vieja de m#@#~@ que se les acerque en el supermercado! | |||
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