Tres veces infiel | |||
Alberto y Mariela estaban próximos a celebrar sus Bodas de Plata. Una tranquila noche de viernes, cuando estaban próximos a apagar la luz e irse a dormir, Alberto con voz muy suave y tono algo tímido soltó la pregunta como un cañonazo: - Cariño... ¿alguna vez me has sido infiel en estos años? - ¡Ay... tontito, preguntas unas cosas! ¿Cómo se te ocurre? ¡Claro que no! - ¿Seguro cariño? ¿Nunca, nunca? - ¿Y ahora qué se te metió en la cabeza? ¡Te digo que nunca, nunca! - Pero no te molestes... es sólo que hay días en que aparecen esas ideas. No es que a estas alturas me moleste, pero es que las dudas me matan. Mariela permaneció en silencio un momento, abrazó a Alberto y acercando su cara a la mejilla le susurró: - Mira mi cielo... si de verdad no te molesta y te hace estar más tranquilo. Sí, en estos 25 años te he sido infiel tres veces. Alberto alcanzó a tener un primer impulso de reaccionar pero se tranquilizó, respiró profundo y con voz pausada le dijo a su mujer: - ¿Tres veces? ¿Y eso? Ahora no me vayas a dejar lleno de dudas. - Cielito, no le des más vueltas ... fue hace tanto tiempo. - No, cuéntame, te juro que es mejor, cariño. - Bueno. ¿Recuerdas hace como 20 años cuando querías comprar la casa y en el banco no te querían hacer ningún préstamo? ¿Recuerdas que el gerente en persona vino, trajo los papeles, te dio un plazo más amplio y con menores intereses? - ¿De verdad hiciste ese sacrificio para que yo lograra mi sueño? Ella movió la cabeza asintiendo tímidamente y lo miró con cautela. - Tú sí eres la mujer más maravillosa del mundo... pero cuéntame ¿Y la segunda? cuéntame. - ¡Ay mi cielito! ¿Para que quieres saber más? déjalo así. - Por favor dime... cuéntame. - ¿Recuerdas cuando te dio el infarto triple? ¿Recuerdas que no teníamos cómo pagar la operación? ¿Recuerdas que sorprendentemente el Dr. Haldemann se ofreció espontáneamente a hacer la operación, viajó desde Houston y luego nunca cobró la cuenta? Alberto la abrazó, la besó y con la voz entrecortada le dijo: - Mi amor, ¿de verdad tu llegaste hasta esos extremos por amor a mi? Definitivamente tú eres la mejor esposa del mundo. Mariela sonrió y dejó escapar un suspiro de alivio. - Pero cuéntame -dijo Alberto- ¿y la tercera? - ¡Ayyyy Alberto, ya vale! - ¡Por favor, no me dejes con esa espinita, cuéntame! - ¿Recuerdas... cuando decidiste que querías ser el presidente del club de Golf? ¿Recuerdas que te hacían falta los votos de otros 142 socios? ¿Recuerdas que sorprendentemente ganaste por unanimidad la elección? | |||
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